Monday, November 29, 2021
¿En que piensas cuando escribes?
Sunday, November 21, 2021
Preguntas sobre la muerte
Estamos aterrados por morir...
Sabemos que un buen día va a pasar, podría ser ahorita mismo si yo así lo deseará. Siempre es un buen día para morir. Mueren las plantas y las mascotas, así como muere mi ánimo por el conocimiento. Todo a nuestro al rededor es, existe, lo experisentimos. La muerte es algo que puedes comprobar. Matando una mosca, intoxicando con veneno especializado a un mosquito, aplastando una cucaracha en la cocina. Nada se resiste a la muerte. Ni siquiera las religiones se resisten a la muerte; en México, se hace cada vez más grande el número de seguidores de la Santa Muerte. Es algo que todos reconocemos, que sabemos que pasa, que pasará, que nos pasará, que me pasará. Entonces, ¿por qué no sabemos morir? Incluso existe una disciplina en desarrollo que nos enseña a morir, la tanatología. La tragedia es el mercado de trabajo de estos técnicos en morir. Le enseñan las técnicas del "dejar ir" y de la aceptación al futuro difunto y a los familiares de este. ¿Qué técnicas son estas? ¿por quién fueron legitimadas? ¿hay tanatología por regiones? ¿importa donde existió la persona? ¿Quién le enseñó a morir al técnico en muerte? ¿y a su maestro en muerte? ¿Cómo se aprende a morir?
Será la última cosa que hagamos en esta vida, morir. No importará si nos evalúan bien o no. Si repruebo o no en mi competencia al morir. Ya no va a importar ninguna de esta convencionalidades. Entonces pregunto ¿por qué no sabemos hacer esa última cosa, que todos los organismo vivos haremos algún día? Y hablando de organismos vivos ¿Cómo mueren los animales no humanos? La etología puede aportar algo de luz a esta última cuestión. El etólogo observa pacientemente el comportamiento animal, no en la clásica imagen del viejito barbón en ropa de camuflaje, no; más bien el que observa la grabación de un determinado ser vivo en la pantalla por horas, por días. Este se limita a un riguroso ejercicio de descripción de lo que sucede, se consagra en su interior al ideal positivista, pensando que sólo describe la realidad objetiva; que él ni su subjetividad intervienen en la observación y descripción. De cuando en cuando observa animales morir, tal vez analizando las causas, si un depredador le arrebató la vida o si murió de inanición. Apunta estas en un diario de campo, es una recopilación de datos, no es un funeral. El etólogo reconoce la acción de morir por parte del animal. Algunos se dedican a observar estos procesos de muerte. Las cámaras digitales hacen posible un time lapse, de como los cadáveres de animales se reincorporan lentamente a la tierra, agregando nutrientes al suelo, propiciando que crezcan plantas, que se alimente otro animal con ellas... otro más que algún día morirá y repetirá el proceso.
Hemos olvidado como se muere uno, pero aún así quedan remansos de esto en nuestra ideología sobre la muerte. Los rezos repetitivos y prolongados, ahogados en llanto, que pretenden purificar a la persona de su vida pecaminosa, emulan al animal que huele y rodea a su congénere muerto, emitiendo sonidos diversos, similares a un llanto, a un quejido. A partido, se ha marchado, pero ahí sigue. Lo mueve un poco, lo lame, lo huele, lo mira. No lo traslada a otro lado, no construye algo para depositar el cuerpo difunto; no tiene que pagar una mensualidad para que no echen a la fosa común a su amigo que murió. El proceso empírico es más que suficiente. No he leído algún diario de la muerte de ningún animal, me inclino a creer que no podría existir tal cosa (espero la tecnología moderna nunca cometa la estupidez de intentarlo). No se que piense el animal al abandonar el cuerpo de su congénere. No se porque no vuelve cada año y le lleva flores.
El animal no humano sabe morir, no lo hace estoicamente, ni con base a los procedimientos del Bardo Thodol. Simplemente muere porque simplemente vive. Pero vayamos más lento. Antes de preguntarme ¿por qué no sabemos morir? debí haber preguntado ¿sabemos vivir? ¿vale la pena vivir la vida o no? cuando se responde negativamente a esto ¿es por qué el que respondió la pregunta se pone de acuerdo con sus ideas y entonces decide vivir? ¿nos hacemos en algún momento de nuestra vida esta pregunta? Para Camus este es el único problema serio de la filosofía. Camus murió en un accidente automovilístico, no tengo idea si sabría o no morir el buen hombre. Recurriré a ayuda más contemporánea, más popular, una más conocida por todos. Que tal el capitalismo, lo más vigente e innegable.
El fetiche que tiene el capitalismo con el crecimiento indefinido es evidente. No tiene un freno para este, el crecimiento económico es lo más deseado por este sistema. Esta falsa proyección de infinitud es similar a la que ofrecían las religiones, que abrían las puertas al infinito reino de Dios, así como Walmart abre sus puertas automáticas al infinito mundo del consumo. ¿Tiene algo de malo el esparcir las ideas de infinitud entre nosotros? ¿para qué son necesarias? ¿de qué me sirve el infinito en un mundo finito? Las aplicaciones matemáticas son una de las respuestas; otra también sería la utopía, alejándose los mismos pasos que damos para alcanzarla. Este sentido de perfectibilidad lo encuentro también en el humanismo, con su proyección de hombre vitruviano, de infinita mejora, en su eterna misión de perfeccionarse para el contentillo de Dios. Sin embargo, además de toda la espiritualidad o función que cumpla lo infinito, nos aleja de esa última actividad en la vida, la finita muerte. Aprender a morir se ha convertido en aprovechar el mes del testamento, en hacer tanto dinero como se pueda en vida, invertir en buenos productos o modelos de negocio; todo con la intención de dejar una buena herencia. Incluso la muerte queda subordinada al capitalismo: en los hospitales particulares, nacer es tan caro que es más barato morir.
¿Cómo saber vivir en estos días? Dentro del paradigma socio económico capitalista, el saber vivir se juzga sólo desde el factor económico. Aprender a vivir de esta forma no es factible para todos, después de todo, en esta economía deforme, global y vertical, alguien tiene que lavar los platos sucios, limpiar los baños, recoger la basura e incluso vivir en ella. El saber vivir bajo estas condiciones implica desarrollar patologías, enfermedades, destruir el sentido de comunidad, por una excesiva competitividad individual. Para la mayoría de los que habitamos la ciudad, los pobres, no sabemos vivir así. Y que mejor, porque esto hace evidente lo irracional del capitalismo, lo necesario de otro tipo de formas de organización humana. En este régimen corporativo, las empresas nos ahorran la tarea de pensar y hacer. Si no sabes quien eres, no importa, se te venderá un paquete básico de personalidad, con un catálogo amplio de posibilidades: personalidades prefabricadas, que sólo en la ficción es posible que funcionen.
¿Qué ejemplo podemos encontrar, que no sea del club de Toby del humanismo, que no sea el realismo capitalista, que nos aporte algo al saber como vivir y morir? Me dirigiré más atrás en el tiempo, a las sociedades tradicionales, a los Sioux que habitaron Mesoamérica. La filósofa Karen Warren lo describe de la siguiente manera:
Tras abatir al animal con un flechazo, sin matarlo, hay que tomar la cabeza del animal entre sus manos y mirarlo a los ojos. Los ojos son el lugar donde se halla todo el sufrimiento. Mira en los ojos de tu hermano y siente su dolor. Luego, toma el cuchillo y corta con fuerza debajo de la quijada, aquí, en el cuello, de modo que muera rápidamente. Y mientras hagas esto, pide perdón a tu hermano de cuatro patas por lo que haces. Ofrece también una plegaria para agradecer a tu pariente de cuatro patas por regalarte su cuerpo precisamente ahora, cuando necesitas carne para comer y ropas que vestir. Y prométele que tú mismo regresarás a la tierra cuando mueras, para convertirte en alimento para la tierra y para las hermanas flores, y para el hermano ciervo. Es conveniente que ofrezcas esta bendición al animal de cuatro patas y que, cuando llegue el momento, le correspondas tú con tu cuerpo de esta manera, tal como el animal de cuatro patas da la vida para que sobrevivas.
Estos cazadores imitaban con sus prácticas los procesos de la naturaleza. No podían ser enterrados en un ataúd porque no nutrirían el suelo. No podían permanecer deprimidos o tristes por largo tiempo, pues la generación de vida estaba implícita en el proceso de muerte. No retenían al muerto ni en lo físico ni en la espiritual. Los mundo hipotéticos que hay después de la vida, no sólo han servido para engañar gente, también dieron sentido a la vida de las personas. El proceso de descomposición y nutrición del suelo le recordaba a los Sioux que la vida en el cuerpo material es sólo temporal. No podían desear que volviera a ellos, pues su congénere muerto ya estaba atendiendo otra realidad, una más amplia. Los procesos de vida y muerte en estos antiguos pobladores funcionaban en sincronía con su entorno, con su mundo circundante. De alguna manera también los nuestros: una vida de dolor, represión y confusión, conlleva una muerte similar.
¿Qué podemos extraer de todo esto? Para empezar, evitar una falsa personalización del problema y por lo tanto, un sentimiento de culpa y tristeza injusto para el que se queda aquí. Reclamar a la gente que no sabe dejar ir, que necesita entrenamiento en tanatología, no es un juicio del todo sensato. Es necesario cuestionar las estructuras sociales que soportan el sistema, así como su fuente de legitimación. Lo principal y más importante es no lacerar la mente. La depresión y la tristeza son condiciones muy convenientes para el capitalismo, ya que mantienen rendida la población hacia el consumo indefinido como puerta de salvación y de vida. Sin duda el pensar como los Sioux, que todo es parte de un gran ciclo de vida y muerte, nos ayuda a sanar esas auto laceraciones emocionales. Dejar ir no porque tienes tú mucho que hacer en la vida y ocupas funcionar bien. No, más bien dejar ir porque la otra persona atiende ahora a una realidad más grande, la del todo, la de la talidad y la unicidad.
Thursday, November 11, 2021
Patinetas y patinetos
Resulta incompleta la crítica hacia el mundo del skateboarding cuando sólo se toma en cuenta el aspecto deportivo y el estilo. Existen debates en la cultura popular del skate sobre como deberían de ser las patinetas y los skateparks. En cuanto a lo social, la auto crítica del skate es muy pobre, se limita a la estética y a los lugares donde se practica el skate. Algunos pretenden ignorar (por inocencia o deliberadamente) que el skateboarding al igual que muchas otras cosas ha sido absorbido por el mercado. Este último vuelve más accesible las cosas: ahora la experiencia del skateboarding llega a casi todo el mundo. Pero también es una realidad que todo lo que toca el mercado eventualmente lo pudre en significado. Tampoco se trata de recurrir a la añoranza y a la melancolía típica del "patineto" de los 90's, que sin importar que suceda en la actualidad este siempre responderá que en sus tiempos el patinar se hacía por amor y no por una razón económica. Es cierto en los 90's no había sueldos por patinar como los hay ahora, habían regalías por las ventas de determinados artículos pero no salarios como los que ahora perciben algunos patinadores profesionales. Los tiempos han cambiado pero la autocrítica por parte de la comunidad skate parece que se evapora con el paso del tiempo.
La ausencia de olas y el buscar ese continuum placer de deslizarse fue pauta para el surgimiento del skateboarding. La variedad de diseños en las patinetas hace evidente que hubo más de una perspectiva en cuanto a esta actividad. Surgió la patineta como medio de anarquismo, de protesta, de desdibujar los límites de la propiedad privada con fines lúdicos, en sí como un escape no sólo del océano y sus ausentes olas sino de la realidad misma. Hoy en día ya no hace esto sino que se funde en el crisol del mercado.
Así como sucede en el surf, la actividad atrajo a los tiburones pero esta vez a unos diferentes, a los del asfalto, los de los negocios. Así el skateboarding y su popularidad dio apertura a distintas "marcas" que pretendían vender la experiencia de patinar con un rótulo específico. Si no había espacio para todos en el skateboarding primigenio, eventualmente se abrió en el mercado. Ahora tenemos marcas para la mujer, el deportista, para el borracho miado, para el artista, para el rebelde, para el adrenaline junkie, para el rockero, para el hippie, para el amante de los animales, para el transgenero, en fin la lista es larga. Curiosamente lo que diferenciaba a uno de otro era su supuesto "estilo". Lo evidente sería que el estilo hace referencia a los trucos que hace un patinador y como los hace, pero no, la comunidad de patinetos también considera en sus juicios del estilo las cosas que se patinan, las arquitecturas en las que se desliza el o la skater (o el pronombre que se elija, no importa, el mercado tiene para todes).
Pareciera ser que la actividad abarca un sin fin de posibilidades, convirtiéndose en un referente de divergencia social. Sin embargo, vale la pena cuestionar: ¿Qué tan divergente es el skateboarding? Lamentablemente no mucho, veamos por qué. Los actuales profesionales de la patineta son así nombrados por una empresa que toma en cuenta la popularidad y el trabajo del individuo como patinador. Estas empresas o marcas son las que deciden quien es profesional, quien tendrá su nombre en una de las piezas que conforman la patineta. Aparentemente las magnánimas empresas deciden objetivamente quien se vuelve "pro" y quien no, pero no es así. Al estar inscrito en el mercado, el skateboarding no escapa de la lógica que ahí rige. Las patinetas que son "pro model" se venden a un precio mayor: es necesario pagar por la elección del arquetipo de nuestra preferencia. Al ser este el elemento de mayor valor económico para la marca, esta lo procura, lo cuida, trata de no agotarlo. Por eso las marcas no convierten en profesional a nadie, solamente regulan la oferta de sus "pro models" con base a la demanda, con el único objetivo de no saturar su mercado. Por más bueno que seas en la patineta puede que jamás seas profesional si esto no lo decide una marca. Esta búsqueda de validación existe en otras esferas de la vida y en una era donde el mercado absorbe casi todo aspecto de ésta, todo se reduce a si se consume o no determinada cosa.
Los nuevos empresarios del skate notaron este fenómeno por lo que decidieron trabajar en generar patinadores profesionales. Este ejercicio se toma como un supuesto apoyo, que lo es en parte pero no deja de ser una estrategia de mercado. Ningún empresario de ninguna clase se arriesgaría a implementar alguna estrategia sin saber antes que esta le va a remunerar en un futuro. Los patinadores celebran estos nombramientos con sus camaradas de maneras muy particulares, con una especie de fiesta sorpresa. El anarco patineto recién hecho pro responde a esto con un: mientras pueda seguir haciendo lo que amo, no importa, de todos modos todos nos vendemos. Es más fácil aceptar el lema neoliberal del individualismo que sugerir una alternativa de colectividad lúdica, así de "divergente" es el skateboarding socialmente hablando.
Los colectivos skate abundan actualmente, estos eligen sus nombres basados en una supuesta irreverencia jocosa o alguna frase pegajosa. Lucen como si lo único que les importara fuera divertirse con sus amigos, como si en realidad no procuraran establecer las bases de un negocio. Apoyar a estos colectivos y no a las grandes marcas así como comprar local son algunas de las frases que utilizan los nuevos patinetos alternativos... como si esto fuera en verdad una propuesta para salvar la supuesta pureza del skate.
La llegada de nuevas tecnologías audiovisuales cambió la forma en la que se divulga el skateboarding, de un video cada año o medio año pasamos a "insta historias" diarias donde los patinetos muestran su supuesta "skate life". Esto transformó también la idea de arquetipo, de un inalcanzable internacional a uno local. No importa a cual nos consagremos, no importa de quien decidamos copiar el estilo ni a quien le demos like; tampoco importan los gráficos en la madera, los diseños, las firmas, los trucos que hagan, los spots que patinen, el país de origen; lo importante es que pase lo que pase consumamos, que sigamos comprando. Actualmente el skateboarding es una actividad económica más que un deporte, más que un estilo de vida, más que una supuesta filosofía de vida. El mercado lo absorbe por completo a la par que a los movimientos sociales.
Pensar en una patineta que dure más sin sacrificar la seguridad del patinador, pensar en un sistema de ayuda mutua para los que quieren iniciar a patinar y no tienen como, pensar en divulgar sin vender, pensar sin marcas son ideas poco populares entre los patinetos. La hegemonía dominante se ha encargado de controlar esta actividad, de legalizarla e incluso de volverla un deporte olímpico. Algunos brasileños promulgan "que el skate se vuelva ilegal otra vez" y con mis reservas, acepto su propuesta, si por ilegal entendemos no corporativo ni empresarial, no sujeto a las leyes de mercado, no institucionalizado.
El skateboarding ha tenido grandes cambios en todo sentido pero sin duda el que lo haya absorbido el mercado es uno de los más grandes y menos criticados. Pasamos del 900 de Hawk al 1080 de Khury a sus 11 años. El prestigio de un truco ya no existe, ha surgido una gran diversidad de estos así como de los patinadores que los realizan. La excesiva creatividad del skateboarding no compensa la nula acción autocrítica de este. Lo común en la comunidad skate es que todos consumimos y que todos perseguimos el individualismo impuesto por las empresas. Esta actividad tan rica y tan llena de emociones vale la pena preservarla pero fuera de una lógica de mercado. Vale la pena romperse la cabeza no sólo haciendo trucos sino pensando nuevas formas de mantener las actividades lúdicas que tanto disfrutamos.
CURP K9
Todos los días al caminar por el vecindario me encuentro con perros a mi alrededor, me parecen animales fascinantes y hermosos, la mayoría ...
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The scientist aims to look at things in the way they really are, they aspire to just look at the objective reality. I do like science but I...
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Seguido discuto con mis compañerxs de clase sobre el uso de los términos "Capitalismo" y “Neoliberalismo”, así, con mayúscula. Est...