Friday, September 10, 2021

La medusa eterna: transhumanismo, extropía y tecnología.

Iniciaré por reconocer que el movimiento transhumanista es un fenómeno de considerable diversidad; contiene múltiples corrientes, cada una con enfoques diferentes, aunque también comparten ciertos ideales. Antonio Diéguez en su libro "Transhumanismo, la búsqueda tecnológica del mejoramiento humano", describe los distintos tipos de transhumanismo, sus semejanzas y diferencias. Tal como el título del libro, el transhumanismo es el intento de transformar sustancialmente a los seres humanos mediante la aplicación directa de tecnología. Ya conocemos algunas de estas tecnologías: el marcapasos, una prótesis dental, el remplazo de algún miembro del cuerpo, anteojos para ver mejor etc. Un ejemplo más reciente es Neil Harbisson, que se denomina así mismo como un ciborg. Neil posee una antena auditiva que le permite oír las distintas frecuencias del espectro de colores, desde el infra rojo hasta el ultravioleta. Todo esto nos es familiar (quizá exceptuando el ejemplo de Neil), son tecnologías que tienen años entre nosotros, a las cuales se van sumando los constantes hallazgos de la ciencia biomédica y biotecnológica. 

Entre las variedades de transhumanismos, resalta como la más radical aquella que propone la creación de un ciber-organismo, o incluso la existencia de una nueva especie a partir de la hipotética fusión entre mente y máquina. La intención de este movimiento es superar las supuestas "limitaciones" que la naturaleza nos ha impuesto. A pesar de sonar a ciencia ficción, la propuesta es más real de lo que podríamos pensar, después de todo ya existe la asociación mundial transhumanista (Humanity Plus). Este transhumanismo tecnocientífico promete incluso la superación de la muerte, la posibilidad de habitar lugares fuera del planeta tierra, en resumen, un progreso continuo e ilimitado. 

Un concepto clave para este tipo de transhumanismo es el de extropía, que alude o intenta funcionar como un concepto que se opone a una de las características intrínsecas del universo llamada entropía. El progreso infinito del que habla este transhumanismo tiene su base en esta llamada extropía. En el área de la informática, este término se refiere al ordenamiento de información en el ciber espacio.  Por su parte, la entropía refiere a una magnitud física, refiere a lo irreversible en los sistemas termodinámicos. Un sistema termodinámico se considera una parte del universo que se escoge para ser estudiada por la termodinámica, la cual estudia la energía y sus manifestaciones. La palabra entropía procede del griego (ἐντροπία) y significa evolución o transformación. Resulta lógico entender porque el campo de estudio de la termodinámica es tan amplio, todo en el cosmos cambia o está sujeto a un proceso de transformación. 

A pesar de que los transhumanistas usan el término extropía como un símbolo de progreso continuo, es difícil pasar desapercibida la contradicción que resulta al comparar este progreso con la ineludible "fecha de vencimiento" inherente en todo lo que constituye el universo. Las supuestas "limitaciones" impuestas por la Naturaleza parecen ser cuestiones como la muerte, el envejecimiento y las habilidades que poseen otras especies que nosotros los humanos no. La Naturaleza vista así, parece como un ente injusto, que reparte habilidades o características para la vida, a manera de Prometeo y Epimeteo repartiendo poderes a las criaturas de los dioses. ¿Qué es este supuesto límite impuesto por la Naturaleza? Es en realidad un delicado equilibrio, una estrategia evolutivamente estable, la forma en que se organiza físicamente la realidad. Parece un tanto arrogante el corregirle la plana a la realidad material desde la que experimentamos la existencia. 

Las promesas del transhumanismo científico reposan sobre este pensamiento altivo de sobrepasar el balance físico que existe en el universo. Con respecto a la superación de la muerte, Nick Bostrom alude a una fábula llamada "el dragón tirano". Esta fábula compara la muerte con un dragón, el cual mantiene bajo opresión a la humanidad, demandando un suministro diario de personas como tributo. Los humanos, cansados de este tributo diario (muertes), deciden implementar un plan para acabar con el dragón y así, sin más limitaciones, dirigirse a una era de paz, prosperidad y progreso. La historia recurre a exaltar las emociones humanas para convencernos de que la muerte no nos permite vivir nuestras vidas plenamente. Lo que en realidad hace es tomar una característica intrínseca de la vida y convertirla en una supuesta limitación tiránica, manifestada a través de una criatura mítica. Bien podríamos tener al Kraken de la excreción o el demonio del nacimiento, resultaría la misma fórmula que utiliza Bostrom. 

Tenemos ejemplos sorprendentes de organismos que pareciera que no mueren o que han descifrado la forma en que funciona la vida y la muerte. Las medusas (Turritopsis nutricula) son animales que poseen capacidades sorprendentes, tanto de regeneración como de longevidad extensa. Estas capacidades no fueron desarrolladas en laboratorio, sino a través de un extenso periodo de selección natural, desarrollando mejores condiciones de adaptación a su entorno natural, como consecuencia de una estrategia evolutiva estable. La lección aquí no es buscar los genes que permiten esto e implantarlos en los humanos. Lo que resalta es la completa adaptación de la medusa a su entorno natural y como esta armonía favorece ciertas condiciones con relación a la vida del organismo. 

Nuestro hábitat no es el de las medusas, de hecho, posee cada vez menos una base natural. Esta sobre-naturaleza en la que habitamos existe gracias a la reforma que imponemos al ambiente, que es la técnica. De acuerdo con Ortega, más que satisfacer las necesidades básicas (para eso bastaría el mero instinto animal), el principal objetivo de la técnica es la satisfacción de lo objetivamente superfluo. Un aspecto que se critica del pensamiento de Ortega es que además del humano, otros animales también poseen técnicas. La construcción de un nido, las madrigueras bajo tierra, las varas que usan algunos primates para extraer termitas, todos son ejemplos de ésta. Lo que quiero resaltar es la base natural de estas técnicas y ambientes. La utilización de técnicas no destruye el equilibrio ambiental en el caso de los animales no humanos. En nuestro caso vemos exactamente lo contrario, los ambientes tecnologizados que habitamos amenazan cada vez más el equilibrio ecológico del planeta. Las ideas del transhumanismo tecnocientífico procuran ensanchar la base tecnológica de nuestra vida, acción que nos pondría en la dirección de una crisis ambiental. Organismos que han tenido más éxito que nosotros en la selección natural apuntan a lo opuesto: preservar la base natural que da sustento a la vida.

La técnica que hace posible lo superfluo, eso sin lo que la vida no merece la pena vivirla, tiene que imaginar una nueva forma de equilibrio entre tecnología y el medio natural. Tal vez si miramos más hacia los ejemplos de adaptación de organismos vivos y menos hacia los sueños místicos que yacen en el centro de nuestra empresa tecnológica, podamos encontrar pistas para ello. Al parecer nos pensamos superiores a nuestros antepasados, los consideramos primitivos e ignorantes, a pesar de que nuestra habilidad para adaptarnos al medio ha mermado considerablemente desde el Pleistoceno. Aun así, decidimos creernos instrumental y tecnológicamente mejores. No se trata de abolir la tecnología, se trata de reorientarla a propósitos más mundanos. Me rehúso a pensar que solamente nuestra tecnología puede dañar el medio en el que vivimos, debe haber mejores formas de utilizarla, redirigirla hacia el equilibrio ecológico. Tratar de ensanchar la base natural de la sobre-naturaleza que habitamos.

 


CURP K9

 Todos los días al caminar por el vecindario me encuentro con perros a mi alrededor, me parecen animales fascinantes y hermosos, la mayoría ...